Homilías
10 DE DICIEMBRE: DOMINGO 2 DE ADVIENTO
ALLANAD LOS SENDEROS desde Tokyo por Juan Vicente Catret S.J.
En este domingo segundo de Adviento, llama la atención la figura austera de S. Juan Bautista llamando a la conversión: “Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos"
La liturgia de la Palabra comienzo en la primera lectura con Isaías, palabras del “libro de la consolación”, como se le llama.
Dice: “Consolad a mi pueblo...hablad al corazón de Jerusalén”...Y luego insinúa a Juan Bautista: “Una voz grita: En el desierto preparadle un camino al Señor...que los valles se levanten, que los montes y colinas se abajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale”...
Luego, en la segunda lectura, S. Pedro dice en su carta:
“El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan”...
Y llegamos al Evangelio de Marcos, que nos presenta esa figura de Juan Bautista en el desierto, alimentándose de saltamontes y miel silvestre”. Es él quien retoma las palabras de Isaías: “preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos”.
Juan nos está diciendo que si hay en nosotros: “montes y colinas”, es decir que si somos soberbios y queremos lucirnos ante los demás, que nos hagamos humildes...y que si somos como “valles ocultos, bajo tierra”, que nos llenemos de esperanza, porque el Señor viene...
El beato Guerrico de Igny (1080-1157), cisterciente belga, dice en su sermón de Adviento:
“Preparad el camino del Señor”. Hermanos, el camino del Señor se prepara caminando, y es preparándolo como se camina. Incluso aunque vayáis muy adelantados en este camino, os queda siempre algo que preparar. He aquí que, a cada paso que dais, el Señor para quien preparáis el camino viene a vuestro encuentro, un encuentro siempre nuevo, siempre mayor”...
Quiero terminar con la larga poesía de Rufino Grández (Capuchino, nacido en 1936 en la Rioja), titulada:
PROFETA DE SOLEDADES
Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras,
para fustigar mentiras
y para gritar verdades.
Desde el vientre escogido,
fuiste tú el pregonero, j.v.c.
para anunciar al mundo
la presencia del Verbo.
El desierto encendido
fue tu ardiente maestro,
para allanar montañas
y encender los senderos.
Cuerpo de duro roble,
alma azul de silencio;
miel silvestre de rocas
y un jubón de camello.
No fuiste, Juan, la caña
tronchada por el viento;
sí la palabra ardiente
tu palabra de acero.
En el Jordán lavaste
al más puro Cordero,
que apacienta entre lirios
y duerme en los almendros.
En tu figura hirsuta
se esperanzó tu pueblo;
para una raza nueva
abriste cielos nuevos.
Sacudiste el azote
ante el poder soberbio;
y ante el Sol que nacía,
se apagó tu lucero.
Por fin, en un banquete
y en el placer de un ebrio,
el vino de tu sangre
santificó el desierto.
Profeta de soledades
DIOS Y HOMBRE VERDADERO
Reflexión sobre los textos bÃblicos del Tercer Domingo de Pascua – 250504
Cuando estoy con problemas ¿ConfÃo en Jesús que me inspirará el modo de resolverlos? ¿Procuro imitar a Jesús en los gestos humanos que están a mi alcance, en la vida doméstica o en la vida laboral? ¿Me he dejado encantar o conmover por la grandeza divina de Jesús? ¿Amo a Jesús como AMIGO y lo adoro como DIOS?