Homilías
SANTÃSIMA TRINIDAD
Tres personas distintas y un solo Dios, no más
¿Por qué nos involucramos en un misterio que nosotros mismos no entendemos y no somos capaces de explicar?
Somos creyentes y creemos en un solo Dios. En esta creencia, aunque sea con distintos nombres, los cristianos concordamos con musulmanes y judíos. Unos lo llamarán Yahvé o Jehová; otros lo llamarán Alá; nosotros lo llamamos Dios… ¡Pero es el mismo Ser Único, Creador, Eterno, Todopoderoso!
¿Por qué, si estamos de acuerdo que es UN SOLO DIOS, por qué hablamos de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo? ¿Por qué insistimos que son “tres personas distintas y un solo Dios no más”? ¿Por qué nos involucramos en un misterio que nosotros mismos no entendemos y no somos capaces de explicar?
Simplemente creemos en esta TRINIDAD SANTÍSIMA porque le creemos a Jesús. Entonces, empecemos por esto: “Yo le creo a Jesús”. Sí. Insistimos: “Yo le creo a Jesús; nosotros le creemos a Jesús”. Nosotros creemos lo que los Evangelios nos dicen de Jesús. Nosotros creemos lo que los Apóstoles y Evangelistas nos enseñaron de Jesús y llegaron a dar su vida por lo que predicaban. Si María, al quedar embarazada de Jesús fue por obra del Espíritu Santo; si Jesús habla de Dios como su Padre; si Jesús acepta que se le reconozca como Hijo de Dios y sin embargo afirma que el Padre y Él son uno solo; si Jesús, al soplar sobre los Apóstoles les da su ESPÍRITU, el mismo ESPÍRITU SANTO que inundará a los Apóstoles en el día de Pentecostés, ya nos vamos dando cuenta que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son el mismo Dios. Finalmente, no olvidemos las últimas palabras de Jesús al despedirse de los Apóstoles en el día de la Ascensión: “Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos, bautícenlos consagrándolos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo” (Mateo 28,19).
Si no fuera por Jesús, nada sabríamos de la Santísima Trinidad. Entonces, como amigos y seguidores de Jesús, nos dirigimos confiadamente a Él y le preguntamos por qué nos habla del Padre y del Espíritu Santo. Jesús nos mira con afecto, nos abre su corazón y nos dice:
“¿Por qué me preguntan? ¿Por qué me buscan? ¿Por qué me siguen? ¿Qué les atrae de mis palabras, de mis enseñanzas, de mis acciones?
“Señor”, le decimos, “Tú tienes palabras de vida eterna, Tú sabes todo, Tú tienes poder sobre la Naturaleza, Tú eres misericordioso y perdonas, Tú nos cuidas y proteges”…
“Así es mi Padre” - nos responde Jesús – “porque mi Padre y Yo somos UNO”.
“Tú nos consuelas” – le replicamos – “Tú nos enseñas, Tú nos defiendes, Tú nos animas, Tú nos sanas, Tú nos enciendes, Tú nos reconfortas, Tú nos llenas de alegría y amor”
“Ése es mi Espíritu – nos dice Jesús - que los acompañará hasta el fin de los tiempos; Espíritu de Sabiduría, Entendimiento, Ciencia, Consejo, Fortaleza, Piedad y Respeto. Todo esto brota de mi Corazón para llenar el tuyo de gozo, alegría y amor… porque tú cantaste ´Fuego de Dios, Espíritu de Amor, de Fuerza y Alegría´. Lo que pediste al Espíritu Santo, a Mí me lo pediste; lo que me has pedido a Mí, el Espíritu Santo te lo dará”.
Señor Jesús, nos has abierto tu Corazón, nos has mostrado los tesoros secretos de tu divinidad, eres Hombre y eres Dios; eres uno con el Padre que es nuestro Padre; eres uno con el Espíritu que procede de Ti y del Padre. Tú, al enviarnos tu Espíritu, quieres que seamos Uno contigo y entre nosotros. Esto es lo que creemos y esto es lo que queremos. Amén.
SANTÃSIMA TRINIDAD
Tres personas distintas y un solo Dios, no más
¿Por qué nos involucramos en un misterio que nosotros mismos no entendemos y no somos capaces de explicar?