Homilías
GIRO RADICAL
HOMILÃA a partir de los textos bÃblicos del DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA
“Conviértete y cree en el Evangelio†¿De qué nos debemos convertir? De todo lo que nos aleja de Dios y de todo lo que nos distancia de nuestros prójimos.
Deuteronomio 26; Salmo 90 (91); Romanos 10; Lucas 4
“Conviértete y cree en el Evangelio”
Con estas palabras recibimos las cenizas el miércoles pasado y con ellas quisimos dar comienzo a esta Cuaresma. “Conviértete” es una llamada a un cambio de orientación: dar la espalda a lo malo y negativo que hemos vivido y poner nuestra mirada y volver nuestros pasos hacia lo más bello y bueno que nos está llamando y nos espera.
¿De qué nos debemos convertir? De todo lo que nos aleja de Dios y de todo lo que nos distancia de nuestros prójimos. Cada uno de nosotros sabe qué lo aleja de Dios y qué lo aleja del prójimo, pero igual, nos sirve recordar cómo la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza, los siete pecados capitales, nos alejan de una u otra manera de Dios y del amor verdadero al prójimo. Lo llamamos “pecado” y efectivamente eso es. Si somos sinceros deberemos reconocer que en alguna de esas trampas hemos caído y hoy nos queremos levantar. Sabemos que esas caídas han entorpecido nuestro proceso personal, nos arrepentimos de verdad y miramos una vez más con confianza a Jesucristo que está deseoso de perdonarnos y levantarnos.
Jesús nos mira con amor y nosotros lo miramos con vergüenza, humildad y gratitud. ¿Qué puedo hacer por Ti, buen Señor?, le digo. Y Él me responde: “Mira a tu alrededor, vuélvete a tu prójimo, allí estoy Yo, esperándote”
“Convertirse a Dios” va indisolublemente vinculado a “convertirse al prójimo”. “Volverse hacia Dios” va con “Volverse hacia el prójimo”.
En la primera lectura de hoy vemos a Moisés exhortando al pueblo con fuertes razones para que se vuelva hacia Dios, expresado en las generosas ofrendas que llevan al Templo. En el salmo responsorial vemos cómo Dios colma de bendiciones y beneficios a quienes se vuelven hacia Él. En el trozo evangélico de hoy vemos a Jesús, el Hijo de Dios, que primero, en oración y ayuno, se vuelca hacia su Padre, seguidamente derrota al Mal Espíritu que ha venido a tentarlo y luego se volcará a los prójimos con quienes quiere compartir la Buena Noticia, el Evangelio.
La segunda lectura de este domingo es el broche final que le da todo el sentido a la reflexión de hoy: es Jesús, con su perdón y su gracia, quien me aleja del mal, me atrae hacia Él y me conduce hacia el Padre. Nosotros, por la fe en Él, nos acogemos a este proceso que nos llevará finalmente al encuentro definitivo en la Resurrección.
Nos preguntamos:
DIOS Y HOMBRE VERDADERO
Reflexión sobre los textos bÃblicos del Tercer Domingo de Pascua – 250504
Cuando estoy con problemas ¿ConfÃo en Jesús que me inspirará el modo de resolverlos? ¿Procuro imitar a Jesús en los gestos humanos que están a mi alcance, en la vida doméstica o en la vida laboral? ¿Me he dejado encantar o conmover por la grandeza divina de Jesús? ¿Amo a Jesús como AMIGO y lo adoro como DIOS?