Homilías
JESÚS ES LA LUZ
FIESTA DE LA “CANDELARIA†-
¿Dónde falta la LUZ de Jesús?
JESÚS ES LA LUZ DE LAS NACIONES Y LA GLORIA DEL PUEBLO DE DIOS.
Lecturas bíblicas: Malaquías 3; Salmo 23; Hebreos 2; Lucas 2
Dos veces al año, la Iglesia quiere mover nuestros corazones para que nos acerquemos a Jesús en busca de la LUZ, nos alegremos y lo celebremos.
¿Cuándo y por qué?
Primera: Cuarenta días después de la Navidad, hoy, 2 de febrero. Segunda: Al terminar los cuarenta días de la Cuaresma, en la noche de la Vigilia Pascual. En ambas ocasiones vemos a Jesucristo, LUZ DEL MUNDO, en dos dimensiones muy diferentes: Jesús recién nacido y Jesús resucitado; Jesús, humilde y pequeño en los brazos de María… y Jesús, vencedor de la muerte en los brazos de la Cruz.
¿Por qué fue elegido el día de hoy? Hay una razón histórica. La ley judía establecía que todo “primer hijo” varón debía ser consagrado al Señor y el rito debía cumplirse a los cuarenta días del nacimiento, incluyendo la “purificación” de la madre. José y María eran cumplidores de la Ley y llevaron al Niño a Jerusalén. Naturalmente era María quien llevaba al Niño en sus brazos. Lo asombroso de este episodio es la aparición de dos personajes que menciona San Lucas en el Evangelio: el anciano Simeón y la profetisa Ana.
Son las palabras del anciano Simeón las que le dan el sentido a la fiesta que hoy celebramos. En la persona del anciano está representado el pueblo creyente, el pueblo de Israel, el pueblo de Dios, que esperaba al Mesías Salvador. Lo descubre en este Niño que será la LUZ para las naciones, la gloria del pueblo de Israel, no sin antes pasar por la Cruz redentora.
María es la PORTADORA de la LUZ: esto significa “Candelaria”, la misma que, años más tarde, lo acompañará en la Cruz, quedando su corazón traspasado por una espada, como se lo había profetizado el anciano Simeón. María finalmente tendrá la dicha de ver la LUZ de su Hijo resucitado y vencedor de la muerte.
Las palabras del anciano Simeón nos dejan pensando: ¡Tantos siglos que el pueblo de Israel llevaba esperando al Mesías Salvador y cuando viene, no lo reconocen! Sin embargo, la LUZ DE JESÚS se expandió por todas las naciones y llegó hasta nosotros. Hoy Jesús quiere iluminarnos y María nos lo está mostrando.
Dejémonos iluminar por Jesús.
En la primera lectura, el profeta Malaquías nos dice: “Así habla el Señor Dios: Yo envío a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. Y en seguida entrará en su Templo el Señor que ustedes buscan”. El Señor entra a su Templo, es verdad, y cumplirá lo que anuncia el profeta en esta hermosa lectura: vendrá a purificar. A esto vino Jesús, pero de otra manera: vino a purificarnos, para que nuestra ofrenda fuera agradable.
No vamos a comentar la segunda lectura bíblica, de la carta a los Hebreos. Sólo que, en ella, el autor, con palabras difíciles, nos presenta la victoria de Jesús sobre la muerte y el pecado. Léala tranquilamente, después de la Misa.
En el salmo 23 se aclama al Señor como Rey de la gloria que entra triunfalmente. Suponemos que se refiere al Templo. ¡Qué contraste con la sencilla entrada en el Templo de Jesús en los brazos de su Madre! Sin embargo, Él es el Rey de la gloria, reconocido por Simeón como LUZ DE LAS NACIONES y gloria del pueblo de Israel. Hoy, el Templo somos nosotros. Hoy, Jesús quiere entrar, purificándonos y llenándonos con su LUZ. Hoy, María nos lo presenta. ¿Estamos dispuestos para acogerlo como nuestro Rey y como nuestra LUZ?
Para reflexionar:
CONFIANZA
Con la confianza, el manantial de la gracia desborda en nuestras vidas
¿No te da miedo? ¿Te atreves?