Homilías
Domingo, 4 de octubre de 2020
DAR FRUTOS
4 de octubre dÃa de San Francisco. Saludemos a quienes están de onomástico... pero veamos las lecturas bÃblicas de este domingo y el comentario evangélico.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (5,1-7):
Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña. Mi amigo tenía una viña en una loma fértil. La cavó, quitando las piedras y plantó cepas escogidas. En medio de ella construyó una torre y también cavó un lagar. El esperaba que produjera uvas, pero sólo le dio racimos amargos. Acérquense, habitantes de Jerusalén, y hombres de Judá: juzguen ahora entre mi viña y yo. ¿Qué otra cosa pude hacer a mi viña que no se lo hice? ¿Por qué, esperando que diera uvas, sólo ha dado racimos amargos? Déjenme que les diga lo que voy a hacer con mi viña: le quitaré la cerca, para que sirva de pasto; se convertirá en maleza para el fuego; derribaré el muro, y será pisoteada. Ya no la cuidaré en adelante, no se podará ni se limpiará más, sino que crecerán en ella la zarza y el espino, y les mandaré a las nubes que no dejen caer más lluvia sobre ella. La viña del Señor de los ejércitos es el pueblo de Israel, y los hombres de Judá, su cepa escogida. El esperaba rectitud, y va creciendo el mal; esperaba justicia, y sólo se oye el grito de los oprimidos." Palabra de Dios
Salmo 79,9.12.13-14.15-16.19-20
R/. La viña del Señor es la casa de Israel
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste.
Extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río. R/.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas? R/.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó
y que tú hiciste vigorosa. R/.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios de los ejércitos,
restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. R/.
Segunda lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (4,6-9):
Que nada los preocupe; antes bien, en toda ocasión presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracias a la súplica. 7.Y la paz de Dios, que es mayor de lo que se puede imaginar, les guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. 8.Por lo demás, hermanos, fíjense en todo lo que encuentren de verdadero, noble, justo, limpio; en todo lo que es fraternal y hermoso; en todos los valores morales que merecen alabanza. 9.Pongan en práctica todo lo que han aprendido, recibido y oído de mí, todo lo que me han visto hacer, y el Dios de la paz estará con ustedes." Palabra de Dios
Evangelio Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,33-43):
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: Escuchen este ejemplo: Había un propietario que plantó una viña. La rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar y levantó una torre para vigilarla. Después la alquiló a unos labradores y se marchó a un país lejano.
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, el dueño mandó a sus sirvientes que fueran donde aquellos labradores y cobraran su parte de la cosecha. Pero los labradores tomaron a los enviados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores más numerosos que la primera vez, pero los trataron de la misma manera.
Por último, envió a su hijo, pensando: A mi hijo lo respetarán. Pero los trabajadores, al ver al hijo, se dijeron: Ese es el heredero. Lo matamos y así nos quedamos con su herencia. Lo tomaron, pues, lo echaron fuera de la viña y lo mataron.
Ahora bien, cuando venga el dueño de la viña, ¿qué hará con esos labradores?» Le contestaron: «Hará morir sin compasión a esa gente tan mala, y arrendará la viña a otros labradores que le paguen a su debido tiempo.» Jesús agregó: «¿No han leído cierta Escritura? Dice así: La piedra que los constructores desecharon llegó a ser la piedra principal del edificio; ésa fue la obra del Señor y nos dejó maravillados. Ahora yo les digo a ustedes: Se les quitará el Reino de los Cielos, y será entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.»" Palabra del Señor
La HOMILÍA nos la envía desde Tokyo nuestro amigo el Padre Juan Vicente Catret S.J.
DAR FRUTOS
Este domingo nos presenta la parábola de Jesús del propietario que plantó una viña y la arrendó a unos labradores. Llegando el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores apalearon y mataron a los criados. Y finalmente llegaron hasta matar al hijo del propietario.
Jesús con esta parábola habla de sí mismo, el Hijo de Dios enviado a los hombres para salvarlos, cosa que hizo con su muerte en cruz, rechazado por los todos los hombres, no solo los que lo mataron sino por todos los pecadores, por todos los que estábamos manchados por el pecado original antes del bautismo y por todos los pecados cometidos a lo largo de la vida.
Dios ofrece amor y recibe traición. Multiplica las atenciones, el perdón, y recoge negativas. Hoy debemos suplicarle: no te canses de esperar que demos frutos. Sigue con ese canto de amor a la viña, del que nos habla el profeta Isaías en la primera lectura, conectada con la parábola del evangelio.
¿Qué frutos espera Dios de nosotros? Los frutos del Reino: justicia, libertad, amor, perdón de los enemigos, fraternidad.
San Basilio Magno (329-379) en una homilía dijo:
El Señor no cesa de comparar las almas humanas a las viñas: Mi amigo tenía una viña en un fértil collado; planté una viña y la rodeé de una cerca. Jesús llamas a su viña a las almas humanas; a ellas las ha cercado, como con una clausura, con la seguridad que dan sus mandamientos y la guarda que les proporcionan sus ángeles. Seguidamente plantó a nuestro alrededor como una empalizada, poniendo en la Iglesia en el primer puesto a los apóstoles, en el segundo a los profetas, en el tercero a los maestros. Por el ejemplo de los hombres santos de otros tiempos, hace que se eleve nuestro pensamiento sin dejar que caiga en tierra donde sería pisado. Quiere que los ardores de la caridad, como los zarcillos de una vid, nos aten a nuestro prójimo y nos hagan descansar en él. así, manteniendo constantemente nuestro deseo hacia el cielo, nos levantaremos como vides que trepan hasta las más altas cimas.
Nos pide también que consistamos en ser escardados. Ahora bien, un alma está escardada cuando aleja de ella las preocupaciones del mundo, que no son más que una carga para nuestros corazones. Así, el que aleja de sí mismo el amor carnal y no está atado a las riquezas o que tiene por desechable y menospreciable la pasión por esta miserable y falsa gloria ha sido, por decirlo así, escardado, y respira de nuevo, desembarazado ya de la carga inútil de las preocupaciones de este mundo.
Pero, para mantenernos en la misma línea de la parábola, es preciso que no produzcamos únicamente madera, es decir, que no vivamos con ostentación, ni que busquemos ansiosamente la alabanza de los de fuera. Es necesario que demos fruto reservando nuestras obras para ser mostradas tan solo al verdadero propietario de la viña.
Termino con el soneto del que fue arzobispo de la ciudad de Méjico Luis María Martínez (1881-1956) titulado:
EL FRUTO DE LA VID
El fruto de la vid sin el pesado
esfuerzo del lagar no fuera vino,
ni el trigo candeal sin el molino
se convirtiera en pan inmaculado.
Si por dolor no fuera transformado
en pan de vida y en licor divino
el amor, no cumpliera su destino
de darse en comunión siempre el amado;
sin la cruz, para mi Jesús no fuera
pan de salud y cáliz de alegría
y él mismo en mi miseria no viviera,
y pues su amor me dio eucaristía,
mi amor no fuera amor si no le diera,
por un milagro de dolor, la mía.
SANTÃSIMA TRINIDAD
Tres personas distintas y un solo Dios, no más
¿Por qué nos involucramos en un misterio que nosotros mismos no entendemos y no somos capaces de explicar?