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Homilías

DÃA 9 DE ABRIL: DOMINGO DE RAMOS

JESÚS SE PRESENTA COMO REY

Con este domingo entramos en “la Semana Santaâ€, que culmina en la Pascua de Resurrección. Alguien ha dicho que es el “Día de los Asnosâ€, como yo...Y es que Jesús, siempre en camino, marcha de Galilea a Judea, y entra en Jerusalén, no como un peregrino, o un maestro taumaturgo,sino como el Rey prometido para el final de los tiempos, montado en un asno.

 

          Hoy recibimos ese ramo, que guardamos en nuestra habitación y cada vez que lo miramos encima de la mesa o colgado de la pared, decimos a Jesús: “¡Señor, tú eres mi Rey todo el año”... “de Pascua a Pascua, que te siga como discípulo tuyo, alabándote con mi boca y con mi acción, con mi vida entera!”...

 

  Y vemos que Jesús se presenta como Rey, recibe el “Hosanna” o alabanza de los niños al “Hijo de David”, pero es a través del sufrimiento y de la pasión, como nos lo revela la liturgia de la Misa de este domingo. Las lecturas que siguen son: 1ª. el segundo himno del Siervo Sufriente: Isaías 50, 4-7:

 

“Ofrecí la espalda a los que me golpeaban”...

 

2ª. lectura: Filipenses 2, 6-11: Cristo, apesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo”...

 

3ª. Evangelio de la Pasión según S. Mateo 26, 14-27 y 66:

Desde la traición de Judas al Calvario y el sepulcro...

 

  Jesús no viene como Rey conquistador belicoso, sino humilde y pacífico. No lleva otra cosa que su propia persona. Él anuncia el amor misericordioso de Dios y quiere conducir a la fe incondicional en él.

 

  ¿Cuáles son nuestras expectativas en relación a Jesús? ¿Le acogemos a él y a su mensaje tal como son? ¿de qué medios nos servimos en relación a los demás en los diversos ámbitos en los que nos encontramos y en los que actuamos? ¿Intentamos obrar simplemente como personas que están unidas a Jesús?

 

  Y como el Centurión al pie de la cruz, confesemos al final del evangelio de la Pasión. “Verdaderamente, este hombre era el Hijo de Dios”...

 

  San Antonio de Padua (1195-1235), en un sermón para este día dijo:

 

  “Mira a tu rey. De este rey, el Apocalipsis nos dice: Sobre su vestido y sobre su costado lleva esta inscripción: Rey de reyes y Señor de los señores. Su vestido son lienzos; su costado es su carne. En Nazaret, donde se hizo carne, fue coronado como con una diadema; en Belén fue envuelto en pañales como si fuera púrpura real. Estos fueron los primeros signos de su realeza. Y contra estos signos se han rebelado sus enemigos para dejar señal de su voluntad de querer quitarle su realeza; durante su pasión fue despojado de sus vestiduras y su carne fue traspasada por los clavos. Mejor dicho: entonces fue cuando se le dio el complemento de sus insignias reales: tenía la corona y la púrpura, pero recibió el cetro cuando, cargando con su cruz, salió al sitio llamado “de la Calavera”. Desde entonces, tal como dice Isaías, la dignidad real descansa sobre sus hombros.

 

  Mira a tu rey, que viene a ti para tu felicidad. Viene en dulzura para dejarse amar, y no en poder para hacerse temer. Viene sentado sobre una borrica. Las virtudes propias de los reyes son la justicia y la bondad. Así tu rey es justo: Paga a cada uno según su conducta. Es bueno, es tu Redentor. Es también pobre, tal como dice el apóstol Pablo: Se anonadó tomando la forma de siervo.

 

  Y San Epifanio de Salamina (320-403) añade: “El Señor Dios se ha aparecido a nosotros, que yacíamos en las tinieblas y en las sombras de la muerte. Se ha aparecido, resurrección de los que estaban caídos, descanso de los débiles, fuente de los sedientos, vengador de los perseguidos, rescate de los que están perdidos, unión de los divididos, medicina de los enfermos, salvación de los extraviados”.  Termino con el soneto de Alonso de Bonilla (1567-1642):

 

                    DOMINGO DE RAMOS

  Más que de su intención, del cielo santo  

la varonil capacidad movida,

del nuevo Rey celebra la venida,

formando sendas de uno y otro manto;

 

  sirven, desgajan palmas entretanto

que la pequeña infancia le apellida,

porque al compás de la niñez florida,

remite el Rey de su alabanza el canto.

 

  No fía de varones la alabanza,

que suelen con lancetas de malicia

sangrar de su opinión las dignidades;

 

  A los niños la deja en confianza

El Sol divino de inmortal justicia,

porque los niños dicen las verdades.

 

   j.v.c. 


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EN LA NOCHE DE LA CENA DEL SEÑOR

Vamos a imaginar una curiosa entrevista. Vamos a entrevistar a un grano de trigo. “¿Usted se va a convertir en pan? "