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Homilías

26 DE MARZO: DOMINGO CUARTO DE CUARESMA

CURACIÓN DEL CIEGO DE NACIMIENTO

Este domingo nos presenta a Jeús curando a un ciego de nacimiento... Y como tema podemos decir que "el Señor es Luz y vida". Un tema muy bautismal, para los que serán bautizados en Pascua, recibiendo esa gracia de luz y vida nueva del Señor.

Ya en la primera lectura del libro primero de Samuel, al tiempo de la elección de David como futuro rey, siendo elegido entre todos sus hermanos él que era el menor y pastor de ovejas, el profeta Samuel dice en una frase lapidaria: “La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón”...
  Y en la segunda lectura de S. Pablo en su carta a los Efesios, ya desde el comienzo nos dice: “En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz (toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz)...
  Y en el evangelio, Jesús compasionado del ciego, le dice que vaya a lavarse los ojos a la piscina de Siloé, y luego ¡ve!...Viene después la discusión entre los fariseos y el ciego, ellos ciegos de corazón y el ciego con la luz de Cristo en su corazón y nuevo rostro iluminado...Jesús concluye al final del evangelio: “Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, queden ciegos”...a propósito de los fariseos, con un saber arrogante y torpe. 
  El ciego hizo el descubrimiento decisivo en su vida:
  Está el Jesús de los intelectuales, de los revolucionarios, de los ricos, de derechas y de izquierdas, pero está también “mi” Jesús. 
  Y el ciego acaba confesando su fe en ese último Jesús; “¡Creo, Señor!”
  Comenta San Efrén el Sirio:
“Yo he venido a ste mundo para un desafío: para que los que no ven puedan ver”...Hizo barró con su saliva y la aplicó sobre los ojos del ciego. No es la piscina de Siloé lo que ha abierto los ojos del ciego, como no son las aguas del Jordán las que purifican a Naamán: es el poder del Señor el que lo hace todo. Del mismo modo, no es el agua de nuestro bautismo, sino el nombre de la Trinidad que se pronuncia sobre ella lo que nos purifica. Él frotó sus ojos con barro con el fin de que los fariseos limpiasn la ceguera de su corazón. 
  El ciego ha lavado el barro de sus ojos y se ha visto a sí mismo; otros han lavado la ceguera de su corazón y se ha examinado a sí mismos. De este modo, abriendo exteriormente los ojos de un ciego, nuestro Señor abre secretamente los ojos de muchos otros ciegos. En estas pocas palabras del Señor hay escondidos tesoros admirables, y en esta curación ha sido esbozado un signo: Jesús, hijo del Creador”. 
  Termino co una poesía de Gerardo Diego (1896-1987), el poeta Santanderino, que se llama:     CREER
  Porque, Señor, yo te he visto
  y quiero volverte a ver,
  quiero creer.

  Te vi, sí, cuando era niño
     y en agua me bauticé,
     y, limpio de culpa vieja,
     sin velos te pude ver.

     Devuélveme aquellas puras
     transparencias de aire fiel,
     devuélveme aquellas niñas
     de aquellos ojos de ayer.

     Están mis ojos cansados,
     de tanto ver luz sin ver;
     por la oscuridad del mundo,
     voy como un ciego que ve.

     Tú que diste vista al ciego
     y a Nicodemo también,
     filtra en mis secas pupilas
     dos gotas frescas de fe.

     Porque, Señor, yo te he visto
     y quiero volverte a ver,
     creo en Ti y quiero creer.                      j.v.c.


En breve

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Nuestro EQUIPO lo hemos integrado laicos y sacerdotes de distintos países y edades. Nos vincula la Fe, la Esperanza y el Amor. Unámonos en familia, cantando y compartiendo la Palabra de Dios.

¿YO… PAN?

EN LA NOCHE DE LA CENA DEL SEÑOR

Vamos a imaginar una curiosa entrevista. Vamos a entrevistar a un grano de trigo. “¿Usted se va a convertir en pan? "