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Homilías

19 de junio DOMINGO 12 ANUAL

ACEPTAR EL CAMINO DE JESÚS

Jesús preguntó a sus apóstoles: “¿Y vosotros quién decís que soy yo?â€... Pedro lo reconoce como “Mesíasâ€, el Salvador anunciado y esperado por el pueblo judío después del destierro a Babilonia, tal como nos lo narra el Antiguo Testamento en muchos libros de los profetas y salmos sobre todo.

                  

              Jesús preguntó a sus apóstoles: “¿Y vosotros quién decís que soy yo?”...

Pedro lo reconoce como “Mesías”, el Salvador anunciado y esperado por el pueblo judío después del destierro a Babilonia, tal como nos lo narra el Antiguo Testamento en muchos libros de los profetas y salmos sobre todo.

  Pero Jesús explica qué tipo de Mesías: “el Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser desechado y ser ejecutado”.La redención por la cruz.

  Y a continuación, Jesús nos invita a seguirle con nuestra cruz a cuestas: “el que quiera seguirme que se venga conmigo”...Es la “cruz cotidiana”, aceptar el camino de Jesús por amor: las incomprensiones, los disgustos, servir a otros sin que te den las gracias. Una cruz llevada fielmente, sufrida con gozo, silencio, cada día.

  Me gusta la definición que hizo Lanza del Vasto (1901-1981), ese filósofo italiano que murió en Elche (Alicante, España) en el seno de una de las comunidades del “Arca”, movimiento para ayuda a minusválidos y retrasados mentales, fundado por Jean Vanier (nacido en 1928) . Dice Lanza del Vasto: “La Cruz es el taller de nuestra humanidad”. O sea, que con nuestra cruz nos hacemos más humanos, más calurosos para ayudar a otros que llevan cruces más pesadas, la cruz nos hila en su taller...

  Chiara Lubich (1920-2008), fundadora del Movimiento Focolare, dice en una de sus meditaciones: “Tome su cruz”...Extrañas y singulares palabras. También estas, como las demás palabras de Jesús, tienen algo de esa luz que el mundo no conoce. Son tan luminosas, que los ojos apagados de los hombres – incluidos los cristianos lánguidos – quedan deslumbrados y, por tanto, cegagos. Tal vez no haya nada más enigmático ni más difícil de concebir que la cruz. No entra en la cabeza ni en el corazón de los hombres. No entra porque no se comprende, porque con frecuencia nos hemos convertido en cristianos de nombre, solo bautizados, tal vez practicantes, pero inmensamente alejados de como nos querría Jesús. Se oye hablar de la cruz en la Cuaresma, se besa el Viernes Santo, se coloca en las aulas; marca con su signo algunas de nuestras acciones, pero no se comprende. Quizá todo el error radique en esto: que en el mundo no se comprende el amor.

  Amor es la palabra más hermosa, pero también la más deformada, la más desfigurada. Es la esencia de Dios,es la vida de los hijos de Dios, es el aliento del cristiano, y sin embargo se ha convertido en patrimonio y monopolio del mundo; está en los labios de los que no deberían tener derecho a pronunciarla. Es verdad que en el mundo no todo el amor es así: aún existe, por ejemplo, el sentimiento materno, que, por estar mezclado con el dolor, ennoblece el amor; existe el amor fraterno, el amor conyugal, el amor filial, bueno y sano: una huella quizá inconsciente del Amor del Padre, creador de todo. Pero lo que no se comprende es el amor por excelencia: el entender que Dios, que nos ha creado, vino entre nosotros como hombre entre los hombres; vivió con nosotros, se quedó con nosotros y se dejó clavar en la cruz por nosotros, para salvarnos. Es demasiado sublime,demasiado hermoso, demasiado divino, demasiado poco humano, demasiado sangrante, doloroso y agudo para que se comprenda”.

  Concluyo con el soneto del Obispo poeta, pobre entre los pobres de su diócesis de Mato Grosso en Brasil: Pedro Casaldáliga (nacido en 1928 en Bracelona) titulada:          

  

JESÚS DE NAZARET

 

  ¿Cómo dejarte ser sólo Tú mismo,

sin reducirte, sin manipularte?

¿Cómo, creyendo en Ti, no proclamarte

igual, mayor, mejor que el cristianismo?

  Cosechador de riesgos y de dudas,

debelador de todos los poderes,

Tu carne y Tu verdad en cruz desnudas,

contradicción y paz, ¡ eres quien eres!

  Jesús de Nazaret, hijo y hermano,

viviente en Dios y pan en nuestra mano,

camino y compañero de jornada,

  Libertador total de nuestras vidas

que vienes, junto al mar, con la alborada,

las brasas y las llagas encendidas.

 

  j.v.c.

 


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