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Homilías

8 DE NOVIEMBRE: DOMINGO 32 DURANTE EL AÑO

LAS DOS VIUDAS

En este domingo, la Palabra de Dios nos presenta a “dos viudasâ€: la primera en el Libro 1 de los Reyes. Es la “viuda de Sareptaâ€, a la que el profeta Elías le pide un poco de agua y un trozo de pan. Y ella, dentro de su miseria y pobreza, alegando que sólo tiene un poco de harina y aceite para comer por última vez su hijo y ella y luego morirse de hambre en aquellos tiempos de sequía y escasez, a pesar de eso, hace el panecillo para Elías y recibe de Dios por medio de Elías la recompensa a su generosidad: desde entonces no le faltará ni harina ni aceite para comer los tres: Elías, su hijo y ella. La segunda viuda es la “viuda del evangelioâ€. Jesús en contraste con los presuntuosos letrados a quienes gusta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, etc., presenta el ejemplo que ve de una viuda que echa en el cepillo de limosnas del templo todo lo que tiene: dos reales. Podía haberse quedado con uno y dar de limosna el otro, dicen algunos. Pero no, lo dio todo. Jesús la alaba diciendo: “Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobraba, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivirâ€. Dos modelos de generosidad total que nos dan dos viudas pobres. Entre medio de esas dos lecturas, la carta a los Hebreos nos da la fuente de toda generosidad: “Cristo que se ha manifestado en el momento culminante de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismoâ€...en la cruz. Generosidad total del Hijo de Dios que se hace hombre y muere por nosotros. Esas viudas, como el ejemplo de Jesús, nos muestran que se encuentra a Dios con un corazón pobre, o sea totalmente abierto a Dios, abandonado a su misericordia. Los pequeños, los que lo entregan todo desde su pobreza son los grandes ante Cristo. Ante el Señor no se trata de ofrecer “cantidad†sino “calidad†de vida...donación total. Necesitamos esas viudas o esas personas que entregan todo su tiempo, su compromiso silencioso, su sacrificio escondido, como los médicos y enfermeras en los hospitales incluso denoche, como los voluntarios que acuden a socorrer a los niños de Ãfrica o a los refugiados en campos para emigrantes sea de Siria o de donde sea, como las madres que se entregan de corazón a cuidar, alimentar, educar a sus hijos y nietos... Es por eso que el salmo de hoy (el salmo 145) nos dice: “Dios sustenta al huérfano y a la viudaâ€... Sí, el Señor no se olvida de los pequeños, los mira con amor, los ve llevando con él la cruz de cada día... Aprendamos esa generosidad para con Dios y para con el prójimo. Aprendamos a darnos en una entrega total de amor. Es por eso que quiero concluir con la poesía de Cristina de Arteaga titulada: ENTREGA TOTAL ¡Hazlo Tú todo en mí! Que yo me preste a tu acción interior, pura y callada. Hazlo Tú todo en mí, que aunque me cueste, me dejaré labrar sin decir nada. ¡Hazlo Tú todo en mí! Que yo te sienta ser en mí dirección y disciplina. Hazlo Tú todo en mí. Que estoy sedienta de ser canal de tu virtud divina. j.v.c.

La segunda viuda es la “viuda del evangelio”. Jesús en contraste con los presuntuosos letrados a quienes gusta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, etc., presenta el ejemplo que ve de una viuda que echa en el cepillo de limosnas del templo todo lo que tiene: dos reales.

Podía haberse quedado con uno y dar de limosna el otro, dicen algunos. Pero no, lo dio todo. 
Jesús la alaba diciendo: “Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie. 

Porque los demás han echado de lo que les sobraba, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”.

  Dos modelos de generosidad total que nos dan dos viudas pobres.

  Entre medio de esas dos lecturas, la carta a los Hebreos nos da la fuente de toda generosidad: “Cristo que se ha manifestado en el momento culminante de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo”...en la cruz. Generosidad total del Hijo de Dios que se hace hombre y muere por nosotros. 

  Esas viudas, como el ejemplo de Jesús, nos muestran que se encuentra a Dios con un corazón pobre, o sea totalmente abierto a Dios, abandonado a su misericordia. Los pequeños, los que lo entregan todo desde su pobreza son los grandes ante Cristo. Ante el Señor no se trata de ofrecer “cantidad” sino “calidad” de vida...donación total. 

Necesitamos esas viudas o esas personas que entregan todo su tiempo, su compromiso silencioso, su sacrificio escondido, como los médicos y enfermeras en los hospitales incluso de noche, como los voluntarios que acuden a socorrer a los niños de África o a los refugiados en campos para emigrantes sea de Siria o de donde sea, como las madres que se entregan de corazón a cuidar, alimentar, educar a sus hijos y nietos...

  Es por eso que el salmo de hoy (el salmo 145) nos dice:

  “Dios sustenta al huérfano y a la viuda”...

  Sí, el Señor no se olvida de los pequeños, los mira con amor, los ve llevando con él la cruz de cada día...

  Aprendamos esa generosidad para con Dios y para con el prójimo. Aprendamos a darnos en una entrega total de amor.

  Es por eso que quiero concluir con la poesía de Cristina de Arteaga titulada:

  ENTREGA TOTAL

  ¡Hazlo Tú todo en mí! Que yo me preste
a tu acción interior, pura y callada.
Hazlo Tú todo en mí, que aunque me cueste,
me dejaré labrar sin decir nada.

  ¡Hazlo Tú todo en mí! Que yo te sienta
ser en mí dirección y disciplina.
Hazlo Tú todo en mí. Que estoy sedienta
de ser canal de tu virtud divina. 

  j.v.c. 


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EL BUEN PASTOR ES LA PIEDRA ANGULAR

Cuarto Domingo del Tiempo Pascual 21 de abril de 2024

Hoy nos encontramos con un extraño contraste: solidez y firmeza versus sencillez y humildad.