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Homilías

Domingo 08 de Noviembre de 2020

Inicio del Mes de María. Domingo 32 del tiempo ordinario

¡Cómo nos hace falta sabiduría! Jesús es la Sabiduría encarnada. María es la Madre de la Sabiduría. Pidámosla para nuestra patria y para nuestro mundo.

Antífona de entrada  Cf. Sal 87, 3

Que mi plegaria llegue a tu presencia, Señor; inclina tu oído a mi clamor.

Gloria

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y rico en misericordia, aleja de nosotros todos los males, para que, sin impedimentos en el alma y en el cuerpo, cumplamos tu voluntad con libertad de espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

La Sabiduría se deja encontrar por los que la buscan.

Lectura del libro de la Sabiduría 6, 12-16

La Sabiduría es luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece con benevolencia en los caminos y les sale al encuentro en todos sus pensamientos.

SALMO RESPONSORIAL 62, 2-8

R/. Mi alma tiene sed de ti, Señor.

Señor, Tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua.

Sí, yo te contemplé en el Santuario para ver tu poder y tu gloria. Porque tu amor vale más que la vida, mis labios te alabarán.

Así te bendeciré mientras viva y alzaré mis manos en tu Nombre. Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso, y mi boca te alabará con júbilo en los labios.

Mientras me acuerdo de ti en mi lecho y en las horas de la noche medito en ti, veo que has sido mi ayuda y soy feliz a la sombra de tus alas.

SEGUNDA LECTURA

Dios llevará con Jesús a los que murieron con Él.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica 4, 13-18

No queremos, hermanos, que vivan en la ignorancia acerca de los que ya han muerto, para que no estén tristes como los otros, que no tienen esperanza. Porque nosotros creemos que Jesús murió y resucitó: de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con Él. Consuélense mutuamente con estos pensamientos.

EVANGELIO

ACLAMACIÓN AL EVANGELIO  Mt 24, 42a. 44

Aleluya.

Estén prevenidos y preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. Aleluya.

EVANGELIO

Ya viene el esposo, salgan a su encuentro.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 25, 1-13

Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:

El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.

Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.

Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: Ya viene el esposo, salgan a su encuentro.

Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: ¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan? Pero éstas les respondieron: No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado.

Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.

Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: Señor, señor, ábrenos.

Pero él respondió: Les aseguro que no las conozco.

Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora. Palabra del Señor.

Homilía (por el Padre Juan Vicente Catret S.J.

EL BANQUETE DE BODAS

 

  La Iglesia en su liturgia de este domingo nos presenta la cita final como el encuentro con su esposo Cristo: “El Reino de los cielos se parece a diez muchachas, que salieron a esperar al esposo”. ¿Hay algo más alegre que una boda? Pues así debe representarse el cristiano la vida humana: cual un recorrido que tiene como meta la unión amorosa con Cristo.

 

  Únicamente pueden temer la pérdida eterna de Cristo los que acudan a la cita del más allá con la lámpara del amor apagada. Como las jóvenes necias de la parábola que, al presentarse al banquete nupcial, escucharon la respuesta del esposo: “Os lo aseguro: no os conozco”. No es raro que quien no quiso conocer y reconocer a Jesús en el tiempo, no pueda ser reconocido por El en la eternidad. Sólo puede recibir el abrazo de Cristo en el cielo quien lo prepara en la tierra.

 

  Porque, según la parábola de las diez jóvenes, hay dos tipos de actitud ante la vida, que tienen su repercusión en la muerte. Una insensata, que consiste en no preocuparse de llevar siempre encendida la lámpara de la luz cristiana. Otra sabia, que se toma en serio mantener viva sin cesar la llama de la fe, la esperanza y el amor. Ante una sociedad alocada por laica y materialista, ¿cómo está nuestra sensatez evangélica? ¿Cómo andan nuestras reservas espirituales?

 

  La salvación no se puede improvisar. Hay que irla preparando cada día. Los que se hallen en el buen camino, no tienen más que perseverar en él.

 

  ¿Y cuál es el símbolo del aceite? ¿Está Jesús hablando del fervor espiritual, del amor, de la gracia bautismal...? Tal vez es más sencillo recordar su gran deseo: “Yo he venido a traer fuego a la tierra, ¿y qué quiero sino que se encienda?”. ¿Hay algo que pueda encender más nuestra fe que el contacto vivo con Jesús?

 

  San Agustín (354-430) en un sermón dijo: Las vírgenes se despertaron y prepararon sus lámparas

 

  ¿Qué quieren decir estas palabras: No llevaban aceite en sus lámparas? En su vaso, es decir en su corazón. las vírgenes insensatas, que no han llevado el aceite con ellas, han procurado complacer a los hombres por su abstinencia y por sus buenas obras, que simbolizan las lámparas. Ahora bien, si el motivo de sus buenas obras es complacer a los hombres, no llevan el aceite con ellas. Ustedes, en cambio, lleven este aceite con ustedes; llévenlo en su interior, donde solo Dios ve; lleven allí el testimonio de una buena conciencia. Si evitan el mal y hacen el bien para recibir los elogios de los hombres, no tienen aceite en el interior de su alma.

 

  Las lámparas de las vírgenes sensatas brillan con un vivo esplendor, alimentadas por el aceite interior, por la paz de la conciencia, por la gloria secreta del alma, por la caridad que las inflama. Las lámparas de las vírgenes necias también brillan; y ¿por qué brillan? Porque su luz era producida por las alabanzas de los hombres. Cuando se levantaron, es decir, en la resurrección de los muertos, empezaron a disponer sus lámparas, es decir, a calcular las cuentas que debían rendir a Dios de sus obras. Sin embargo, entonces no había nadie para alabarlas. Buscaban, como lo habrían hecho siempre, brillar con el aceite de otros, vivir de los elogios de los hombres: Convídennos de su aceite, porque nuestras lámparas se apagan.

 

  Termino con el soneto de Pilar Blázquez Vicente (2004): “Soneto en vísperas de la partida”

 

  Aquí vengo, Jesús hasta tu puerta,

¡te esperé con la lámpara encendida!,

acaso no es la llama tan crecida,

pero estuvo en amores bien despierta.

  Apenas tu llegada descubierta,

pido entrada en tu casa tan querida.

Abre pronto, Jesús, tú eres mi Vida,

y alejada de ti mi alma está yerta.

  ¡Ábreme, amado, ya! ¡Qué gran consuelo

descansar donde el mismo Dios reposa!

Son las nupcias ansiadas de la esposa.

  ¡Oh Señor, hecho luz!, ¡descorre el velo!

¡Oh mansión regalada...deliciosa!

¿Qué puedo yo querer, si eres Tú el cielo?

(Fin de la Homilía)

Credo

“Señor yo creo, Señor yo creo, pero aumenta mi Fe”

Oración de los fieles

Oremos, hermanos, por todas las personas y por sus necesidades, para que nunca falte a nadie la ayuda de nuestra caridad:

Para que la Iglesia viva en paz, crezca constantemente, se extienda por todo el mundo y persevere con alegría en la presencia del Señor, confortada por el Espíritu Santo, roguemos al Señor.

Para que el Señor conceda a los que gobiernan el espíritu de sabiduría y de prudencia, a fin de que rijan a sus pueblos pensando en la paz común y en el bien y la prosperidad de sus ciudadanos, roguemos al Señor.

Para que Dios Padre libere al mundo de toda falsedad, hambre y miseria, y auxilie a los perseguidos, a los encarcelados y a los que son tratados injustamente, roguemos al Señor.

Para que todos nosotros realicemos nuestro trabajo con espíritu cristiano y consigamos frutos abundantes por nuestras obras, roguemos al Señor.

Señor Dios, que miras complacido a los que aman tu sabiduría y te das a conocer a los que la buscan, escucha nuestras oraciones y haznos dignos partícipes del banquete de bodas de tu Hijo; que no se apague el aceite de nuestras lámparas mientras esperamos la venida de Cristo, sino que, preparados para salir a su encuentro, podamos entrar con él en su banquete nupcial. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

LITURGIA EUCARÍSTICA

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Mira con bondad este sacrificio, Señor, y concédenos alcanzar los frutos de la pasión de tu Hijo, que ahora celebramos sacramentalmente. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

Antífona de comunión  Salmo 22, 1-2

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te damos gracias, Padre, por la eucaristía que nos ha alimentado; imploramos tu misericordia para que, por el Espíritu Santo, quienes recibimos la fuerza de lo alto perseveremos fielmente. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN FINAL DEL MES DE MARÍA

¡Oh María, ¡Madre de Jesús, nuestro Salvador y nuestra buena Madre! Nosotros venimos a
ofrecerte, con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de
serte agradable, y a solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.

Dígnate a presentarnos a tu Divino Hijo, que en vista de sus méritos y a nombre de su
Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud. Que haga lucir con nuevo
esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las
tinieblas del error. Que vuelvan hacia Él, y cambien tantos corazones rebeldes, cuya penitencia
regocijará su corazón y el tuyo. Que convierta a los enemigos de su Iglesia y que en
fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad, que nos colme de alegría en
medio de las tribulaciones de esta vida y dé esperanzas para el porvenir. Amén.

 

 


En breve

COMUNIDAD VIRTUAL

Nuestro EQUIPO lo hemos integrado laicos y sacerdotes de distintos países y edades. Nos vincula la Fe, la Esperanza y el Amor. Unámonos en familia, cantando y compartiendo la Palabra de Dios.

EL PAN DE LA ESPERANZA

Domingo 16° del Año Litúrgico 240728

¿Todavía rezamos "Danos hoy nuestro pan de cada día"? Cuando observamos los distintos males que suceden en el mundo y a nuestro alrededor, ¿no nos pasa que a veces nos desanimamos, perdemos la esperanza o nos ponemos escépticos? ¿Qué hacemos para sobreponernos y vencer esa natural tentación negativa? ¿De verdad, sabemos poner nuestra Esperanza en Dios y nos dejamos iluminar por Él?