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Homilías

18 DE OCTUBRE: DOMINGO 29 DEL TIEMPO ORDINARIO

IMAGEN DE DIOS

Presentamos las lecturas bíblicas de este domingo y la Homilía o reflexión que nos envía desde Tokyo nuestro amigo el Padre Juan Vicente Catret SJ

Primera lectura: del libro de Isaías 45, 1. 4-6

Esto dice el Señor a su Ungido, a Ciro:
«Yo lo he tomado de la mano,
para doblegar ante él las naciones
y desarmar a los reyes,
para abrir ante él las puertas,
para que los portales no se cierren.
Por mi siervo Jacob,
por mi escogido Israel,
te llamé por tu nombre,
te di un título de honor,
aunque no me conocías.
Yo soy el Señor y no hay otro;
fuera de mí no hay dios.
Te pongo el cinturón,
aunque no me conoces,
para que sepan de Oriente a Occidente
que no hay otro fuera de mí.
Yo soy el Señor y no hay otro». Palabra de Dios.

Salmo 95, 1 y 3. 4-5. 7-8a. 9-10ac

R/. Aclamad la gloria y el poder del Señor.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

Porque es grande el Señor,
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles no son nada,
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/.

Familias de los pueblos, aclamen al Señor,
aclamen la gloria y el poder del Señor,
aclamen la gloria del nombre del Señor,
entren en sus atrios trayéndole ofrendas. R/.

Póstrense ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Digan a los pueblos: «El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente». R/.

Segunda lectura: de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 1-5b

Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A ustedes, gracia y paz.
En todo momento damos gracias a Dios por todos ustedes y los tenemos presentes en nuestras oraciones, pues sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, la actividad de su fe, el esfuerzo de su amor y la firmeza se su esperanza en Jesucristo nuestro Señor.
Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él los ha elegido, pues cuando les anuncié nuestro evangelio, no fue solo de palabra, sino también con la fuerza del Espíritu Santo y con plena convicción. Palabra de Dios

Evangelio según san Mateo 22, 15-21

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron:
«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas:
¿es lícito pagar impuesto al César o no?».
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:
«Hipócritas, ¿por qué me tientan? Muéstrenme la moneda del impuesto».
Le presentaron un denario.
Él les preguntó:
«De quién son esta imagen y esta inscripción?».
Le respondieron:
«Del César».
Entonces les replicó:
«Pues den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Palabra del Señor. 

HOMILÍA del Padre Juan Vicente Catret SJ

 

               SER IMAGEN DE DIOS

 

  Hoy en el evangelio se nos presenta la trampa que los fariseos le ponen a Jesús: “¿Debemos pagar el tributo al César?” ... A lo que Jesús, pidiendo que le enseñen un denario, les pregunta: “¿de quién es ésta imagen?” Y cuando ellos le dicen que es la del César, Jesús les responde: “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

 Jesús sabiamente les dice que no se trata de una disyuntiva: El César “o” Dios, sino una conjuntiva: el César “y” Dios. O sea, que hay que pagar los tributos que nos impone el gobierno para cumplir con los deberes ciudadanos, y al mismo tiempo cumplir los deberes para con Dios, es decir que como todos hemos sido creados “a imagen de Dios”, debemos agradecerle esa gran merced con alabanza, amor, servicio, que se transmita en ayuda servicial al prójimo” porque ha sido creado a imagen de Dios. Todos hemos sido creados a imagen de Dios. Y en cuanto hacemos el bien, más somos semejantes a Dios.

No se ha de sacrificar la dignidad humana a ningún poder. Por un lado, debemos cumplir los deberes ciudadanos que empiezan a la hora de votar, eligiendo a los que en conciencia creamos más aptos o menos malos para gobernar en vistas del bien común. Dar al César es también obedecer las leyes civiles justas. Y seguir el comportamiento de los gobernantes para aplaudir sus aciertos y oponerse a sus errores, con una crítica constructiva por todos los medios lícitos y legales. Y, por otro lado, el hombre es creado para alabar, reverenciar y servir a Dios, no como un siervo sino como un hijo amado de Dios. No podemos encerrar en una vitrina nuestra fe. Hemos de dar público testimonio de lo que creemos. Hemos de “dar razón de nuestras esperanzas”. Hemos de predicar el evangelio a todo el mundo, hemos de ser felices de predicarlo a los cuatro vientos. No podemos ocultar la opción que hemos hecho libre y gozosamente por Cristo. Amar y servir al Dios de Jesús no es algo para esconder, sino para vivir públicamente.

El fraile capuchino italiano San Lorenzo de Brindisi (1559-1619) en un sermón dijo:

            Ser imagen de Dios

Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Hay que dar a cada uno lo que le toca. He aquí una palabra llena de sabiduría y de ciencia celestial. Nos enseña que hay dos formas de poder: uno es terreno y humano, otro es del cielo y divino. Nos enseña que debemos atenernos a dos obediencias: a las leyes humanas y a las leyes divinas. Hay que pagar al César la moneda que lleva su efigie y la inscripción del César, y a Dios lo que ha sido sellado con el sello de su imagen y semejanza: Haz brillar, Señor, sobre nosotros la luz de tu rostro. Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Eres hombre, ¡oh cristiano! Eres la moneda del tesoro divino, una moneda que lleva el sello y la inscripción del emperador divino. Por tanto, pregunto con Cristo: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Tú respondes: “De Dios”. Yo te respondo: “¿Por qué, entonces no das a Dios lo que es suyo?”

Si queremos ser realmente imagen de Dios, debemos asmejarnos a Cristo, ya que él es la imagen de la bondad de Dios y la impronta de su ser. Y Dios nos ha destinado a ser imágenes de su Hijo. Cristo dio al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Observó de manera perfecta los preceptos que contienen las tablas de la ley divina haciéndose obediente hasta la muerte en cruz, y así fue levantado a lo más alto de los cielos.

 Termino con el soneto del P. José Luis Martín Descalzo (1930-1991) titulada la Visita a la Catedral, en la que nos dice que somos “una catedral”, es decir “una imagen de Dios:

       VISITA A LA CATEDRAL

 Recuerdo que una mano me llevaba

y que, en la mano, un corazón latía,

una savia caliente, que subía

por mis dedos y que me confortaba.

  Recuerdo que mi madre la apretaba

como abrazando mi alma, que decía:

“Mira, aquí está Dios, Dios”, y que tenía

temblor su voz cuando lo mencionaba.

  Y yo buscaba al Dios desconocido

en los altares, sobre la vidriera

jugaba el sol a ser fuego y cristal.

  Y ella añadía: “No le busques fuera,

cierra los ojos, oye su latido.

Tú eres, hijo, la mejor catedral”.

    j.v.c.


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Hoy nos encontramos con un extraño contraste: solidez y firmeza versus sencillez y humildad.