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Homilías

10 de mayo: Quinto Domingo de Pascua, ciclo A

NO PIERDAN LA CALMA

NO PIERDAN LA CALMA. Una de las características de la Iglesia actual y de nuestra sociedad es la inquietud creada por la pandemia universal. Estamos lejos de la tranquilidad, de la paz. Ante la situación de malestar, Jesús nos repite la consigna que dio a los discípulos: “¡No pierdan la calma!†Leamos con calma las lecturas bíblicas de hoy y el sencillo comentario de nuestro amigo el Padre Juan Vicente Catret SJ

10 de mayo: Quinto domingo de Pascua, Ciclo A

LECTURAS BÍBLICAS: PRIMERA LECTURA

Eligieron a siete hombres llenos de espíritu

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 1-7

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los Doce convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron:

—«No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escojan a siete de ustedes, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra».

La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando.

La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos, incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 32, 1-2. 4-5. 18-19 (R.: 22)

R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

O bien:

R. Aleluya.

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio real

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 4-9

Queridos hermanos:

Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también ustedes, como piedras vivas, entran en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.

Dice la Escritura:

«Yo coloco en Sión una piedra angular,
escogida y preciosa;
el que crea en ella no quedará defraudado».

Para ustedes, los creyentes, es de gran precio, pero para los incrédulos es la «piedra que desecharon los constructores: ésta se ha convertido en piedra angular», en piedra de tropezar y en roca de estrellarse. Y ellos tropiezan al no creer en la palabra: ése es su destino.

Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que los llamó a salir de las tinieblas y a entrar en su luz maravillosa.

Palabra de Dios.

 

Aleluya Jn 14, 6

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida
—dice el Señor—;
nadie va al Padre, sino por mí.

 

EVANGELIO

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida

 Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 1-12

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:

—«No pierdan la calma, crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, ¿les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Cuando vaya y les prepare sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estén también ustedes. Y a donde yo voy, ya saben el camino».

Tomás le dice:

—«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».

Jesús le responde:

—«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocen a mí, conocerán también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto».

Felipe le dice:

—«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».

Jesús le replica:

—«Hace tanto que estoy con ustedes, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Créanme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, crean a las obras. Se los aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre».

Palabra del Señor.

 

 

Reflexión del Padre Juan Vicente Catret S.J. sobre los trozos bíblicos anteriores

 

                  NO PIERDAN LA CALMA

 

  Una de las características de la Iglesia actual y de nuestra sociedad es la inquietud creada por la pandemia universal. Estamos lejos de la tranquilidad, de la paz. Ante la situación de malestar, Jesús nos repite la consigna que dio a los discípulos: “¡No pierdan la calma!”

 

  El primer motivo que nos da Jesús para recuperar la paz es sacar brillo a la fe en Dios. Y es que, a pesar del silencio de Dios ante las voces de la indiferencia y el ateísmo, nada escapa a la providencia de sus manos. “Nada te turbe, nada te espante; quien a Dios tiene, nada le falta: sólo Dios basta” (Santa Teresa).

 

  El segundo motivo de paz en medio del temor debido a la pandemia es la fe en Jesús: “Crean también en mí”. Y es que, a pesar de haber muerto en la cruz, Cristo ha resucitado “y ya no muere más: la muerte ya no tiene dominio sobre Él”. Es el viviente eterno, está vivo para siempre. Y es que, a pesar de la ignorancia y la oposición, Jesús sigue siendo el personaje cimero (cumbre) de la historia, “la Piedra Angular” de la Iglesia y de la humanidad, como dice San Pedro en la segunda lectura de la liturgia de este domingo. “El mismo ayer, hoy y para siempre”.

 

  El tercer motivo para la paz es nuestra vocación temporal. Estamos programados por Dios, para luchar contra los virus y para la santificación de la sociedad. Como nos recuerda también San Pedro en su carta de hoy: “También , como piedras vivas, entran en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado para ofrecer sacrificios espirituales”. Paz, porque estamos llamados a ser “alma del mundo”.

 

  En una sociedad tan secularizada, los cristianos tenemos la bella misión de consagrar el mundo.

 

  El cuarto motivo de la fe cristiana para engendrar la paz es nuestra vocación al cielo. Nuestro destino final no es la tristeza de la muerte, sino la felicidad de la vida eterna. Jesús nos asegura en su discurso de hoy: “En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones”. Nuestra meta es la casa solariega del cielo, donde Dios nos tiene preparada una estancia confortable. Por eso, ante los sinsabores de este tiempo, que nos calme y nos colme la esperanza de la eternidad.

 

  Jesús nos asegura: “Los llevaré conmigo, para que donde yo estoy, estén también ”. Ante esta promesa de acompañar a Jesús eternamente, San Agustín nos enseña a exclamar gozosos, “¡Estaremos siempre con el Señor!” Y junto a Cristo, con su Madre y nuestra madre, María, y los santos de todos los tiempos y lugares.

 

  El quinto motivo de la fe cristiana para excitar la paz es la contemplación eterna de Dios. Felipe le pidió a Jesús: “Muéstranos al Padre, y nos basta”. Y Jesús nos asegura: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Por tanto, si tan arrebatadora fue la figura de Jesús, a lo largo de su estancia temporal en la tierra, así de atractivo es el Padre en la casa eterna del cielo.

 

  Jesús nos ofrece los medios para vivir nuestra vocación en el tiempo y llegar a la eternidad feliz. Jesús mismo se presenta como el verdadero camino y vital: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Jesús, además de ser Meta, como Dios igual al Padre, es ruta para ir a El. Y es Verdad con su mensaje evangélico. Y es Vida con sus obras ejemplares de justicia servicio y amor.

 

  No caigamos en la tentación de la inquietud, fijándonos en “lo mal que está todo”. Fomentemos la calma que nos da nuestra vocación temporal y nuestro destino eterno. Así, disfrutaremos de paz en la tierra y gozaremos la dicha del cielo.

 

  Como dice el poeta navarro Florentino Ulibarri en su poema:

 

                       EL CAMINO

 

  Aunque esté lleno de barras y piedras

y tenga infinidad de curvas,

aunque vaya por colinas de valles

y sean frecuentes las pendientes,

aunque sea estrecho y sin césped,

unas veces polvoriento,

otras, lleno de barrizales,

voy por él

siguiendo tus huellas,

soñando utopías,

buscando sombras,

anhelando metas,

disfrutando la experiencia.

Y Tú, que vas por delante,

te me revelas y ofreces cada día

como camino, verdad y vida                  j.v.c.

 


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EL BUEN PASTOR ES LA PIEDRA ANGULAR

Cuarto Domingo del Tiempo Pascual 21 de abril de 2024

Hoy nos encontramos con un extraño contraste: solidez y firmeza versus sencillez y humildad.