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Homilías

22 DE ABRIL: DOMINGO CUARTO DE PASCUA

EL BUEN PASTOR DA LA VIDA POR LAS OVEJAS

Jesús es el “buen pastor†que da la vida por sus ovejas. Jesús es a la vez “cordero†y “pastorâ€. Cordero que es sacrificado por nosotros, que nos redime. Por eso todas las veces que comulgamos, en el momento en que el sacerdote expone la Hostia consagrada que vamos a recibir, dice: “Este es Jesús, el Cordero de Dios que quita los pecados del mundoâ€...Y Jesús es el Pastor que nos guía, que nos conoce y al que conocemos y seguimos con fe y amor en esta vida, hasta que nos lleve al Cielo en la vida eterna.

        San Juan Pablo II, en una homilía en el año 25 de su Pontificado, dijo:

  “El buen Pastor da su vida por sus ovejas. Cuando Jesús pronunció estas palabras, los apóstoles no sabían que hablaba de sí mismo. Tampoco Juan, el apóstol amado, lo sabía. Lo comprendió en el Calvario, al pie de la cruz, viendo cómo ofrecía su vida por sus ovejas. Cuando llegó el momento, para él y para los demás apóstoles, de asumir esta misma misión, es cuando se acordaron de las palabras de Jesús. Se dieron cuenta de que serían capaces de llevar a cabo esta misión hasta el final solamente porque Jesús había asegurado que sería él mismo quien actuaría en ellos...“Por Cristo, con Cristo y en Cristo”.

  Y San Basilio de Seleucia (murió hacia elaño 458) dice en un sermón:

  “Miremos a Cristo, nuestro pastor. Se regocija con las ovejas que están cerca de él y va en busca de la oveja perdida. Y aunque la encuentre en estado lastimoso, no se encoleriza, sino que, llevado por la compasión, la toma sobre sus hombros y, de su propio cansancio, cura a la oveja cansada. Con razón Cristo proclama: Yo soy el buen Pastor, busco la oveja perdida, recupero a la extraviada, vendo a la que está herida, curo a la que está enferma. He visto el rebaño de los hombres agobiado por la enfermedad; he visto a mis corderos descender al lugar de los demonios; he visto a mi rebaño despedazado por los lobos.

  He visto esto y no lo he visto desde lo alto. Por eso tomé la mano seca, atrapada por el mal como por un lobo; desaté aquello que la fiebre había atado; hice ver a aquellos cuyos ojos permanecieron cerrados desde el seno de su madre; saqué a Lázaro de la tumba, donde yacía desde hacía cuatro días.

Porque soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por sus ovejas. Los profetas conocieron a este pastor, ya que antes de su pasión anunciaban lo que iba a venir: Como cordero, llevado al matadero; como oveja ante el esquilador; no abría la boca. Como una oveja, el pastor ofreció su garganta por sus ovejas. Por su muerte, remedia a la muerte; por su tumba, vacía las tumbas.

  Las tumbas son pesadas y la prisión está cerrada; mientras, el pastor desciende de la cruz; viene para llevar a sus ovejas apresadas la alegre noticia de su liberación. Lo vemos en los infiernos, donde da la orden de liberación; lo vemos llamar de nuevo a sus ovejas, llamarlas por su nombre y llevarlas de la estancia de los muertos a la vida. El buen pastor da su vida por sus ovejas. Así es como se propone ganar el afecto de sus ovejas; y a las que saben oír su voz, Cristo las ama”.

  Termino con una poesía del cordobés Luis de Góngora (1561-1627) titulada:

                  

  OVEJA PERDIDA, VEN

  Oveja perdida, ven

sobre mis hombros, que hoy

no sólo tu pastor soy

sino tu pasto también.

  Por descubrirte mejor

cuando balabas perdida,

dejé en un árbol la vida,

donde me subió el amor.

Si prenda quieres mayor,

mis obras hoy te la den.

  Pasto, al fin, hoy tuyo hecho,

¿qué dará mayor asombro,

o el traerte yo en el hombro,

o el traerme tú en el pecho?

Prendas son de amor estrecho

que aun los más ciegos las ven.

 


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Sexto Domingo del Tiempo Pascual 240505

Las lecturas bíblicas de este día comienzan con un episodio de los Hechos de los Apóstoles (capítulo 10), seguido del Salmo 97, un trozo de la Primera Carta de Juan y finalizan con el capítulo 15 del Evangelio de San Juan. De este trozo partiremos en nuestra reflexión.